Te quiero. Y no como amigo, aunque creo que somos grandes amigos. Y no en un afecto fuera de lugar, como a una mascota, aunque estoy seguro que así es como tú lo llamarías. Y no es porque seas inalcanzable. Te amo. Así de simple, así de cierto. Eres el epítome de cada atributo y cualidad que siempre he buscado en otra persona.

Sé que piensas en mí simplemente como un amigo y cruzar esa línea es la cosa más lejana a una opción que tú considerarías. Pero no puedo seguir así por más tiempo. No puedo estar a tu lado sin querer abrazarte. No puedo mirarte a los ojos sin sentir ese anhelo del que sólo lees en malas novelas románticas. No puedo hablarte sin querer expresar mi amor por todo lo que eres.

Sé que esto probablemente pervertirá nuestra amistad – no hay segunda intención – pero tenía que decirlo, porque nunca he sentido esto antes, y me gusta quien soy a causa de ello. Y si sacarlo a la luz significa que no podremos seguir saliendo más, eso me hiere. Pero no podría permitir que pasara otro día sin exponerlo, a pesar del resultado, que por la expresión de tu cara será la ruptura inevitable. Y lo aceptaré, pero sé que una parte de ti está dudando por un momento, y si hay un momento de duda, eso significa que tú sientes algo también. Todo lo que te pido es que no lo suprimas – por lo menos durante diez minutos – y trates de pensar en ello antes de descartarlo.

No hay otra alma en este jodido planeta que me haya hecho ser la persona que soy cuando estoy contigo, y arriesgaría esta amistad por la oportunidad de llevarla al siguiente nivel. Porque hay algo entre tú y yo. No puedes negar eso. E incluso si no hablamos otra vez tras esta noche, por favor recuerda que he cambiado para siempre por tí y por lo que significas para mí, por lo que – aunque lo aprecio – nunca necesitaré un cuadro de pájaros comprado en una cena para recordarlo.

De la película “Persiguiendo a Amy”

Puedes unirte al grupo de Ponle una vela a San Antonio en facebook aquí

www.ponleunavelaasanantonio.es